sábado, 13 de junio de 2009

El Influjo de la Entropía


Por esta vez, y sólo por esta vez,
el motivo de lo que escribo
no está en el amor
ni está en la muerte,
ni en la sucesión de los días,
ni en los pleamares
ni en el arpa olvidada,
ni siquiera en el número Pi,
ni en los versos de cualquier noche
ni en el Sur o en el Norte,
no, por esta vez, no.
La entropía me ha dejado al margen de la otra orilla,
me la explicaron, ayer tarde
en una sesión de un curso de verano.
Así que ahora, al ponerme a escribir,
siento que la anti-muerte (que no es vida)
se me desliza por el corredor del intelecto
camino de la anti-vida ( que no es muerte)
una vez ya, en el lado opuesto.
El anti-amor (mucho más que el desamor) produce
un henchido anti-corazón que casi no cabe
en el anti-pecho, por la explosión de júbilo
que le ha dejado el anti-amado al recibir
de la anti-amada un anti-beso en los anti-labios.
Esto sólo por poner un ejemplo,
que es lo que trato.
En definitiva, hay que saltar
con la pértiga de la entropía
al otro lado de lo existente;
ponerse las gafas entropióticas pra ver lo "anti",
y poder contar lo que allí ocurre.
Así que, por esta vez, y sólo por esta vez
no voy a escribir sobre el amor, la inevitable muerte...etc.
( De cualquier manera, debo cerciorarme de que
básicamente esto fue lo explicado).